domingo, 2 de enero de 2011

Contempla las nubes Gael

Contempla las nubes Gael, dentro de poco se convertirán en un mero recuerdo. Puede que estén en libertad, pero su avaricia es la que las corrompe y al mismo tiempo las corroe por dentro. Cuando se enfadan explotan en truenos y relámpagos poniéndose grises como si de un mal augurio se tratase. Y cuando están tristes sueltan lágrimas en forma de gotas, que pueden ser tan frías como una puñalada trapera. Si su tristeza es falsa sus lágrimas caen o bien en forma de nieve o en forma de granizo. Pero cuando están felices se ponen de un rosado amarillento recubriendo el cielo de alegría, que es la que marca el final del día y el comienzo de una maravillosa noche estrellada. Pero tú, mi querido amigo, eres totalmente distinto a ellas, eres como las estrellas, tímidas y arrogantes, difíciles de impresionar, deslumbrantes hasta la medula, de gran confianza y que siempre están ahí para escucharte, pero que cuando desaparecen dejan un espacio en blanco. Y en estos momentos tu ausencia es la que está sentada junto a mí. Sé que a mis palabras se las llevara el viento, pero aun me queda la esperanza de que tú puedas oírlas.

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