miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las heridas que no se ven son las más profundas (otra frace de William Shakespeare)

Cada palabra, cada gesto, cada mirada, esa mirada angustiada y agonizante, ese miedo indispensable que le corroía por dentro y su soledad que cada vez se adueñaba mas de él. Aunque siguiera negándolo, aquí todos eramos de la misma calaña, lo único que nos distinguía era parte de nuestra historia, veces más triste y otras no tanto. Yo intentaba ayudarlo, deberás, pero él no se dejaba, yo sabía que estaba evadido por el miedo de no volver, por la angustia de no respirar aire puro y la soledad que se ha creado él con su propia desconfianza. Aunque por esto último no lo culpo. Me preguntaba ¿cuál seria la historia de aquel muchacho?, ¿qué debió de vivir para volverse tan cerrado al mundo? Pero cada vez que intentaba razonar con el me daba la espalda y siempre que intento ayudarle se pone a la defensiva. Y es que: Las heridas que no se ven son las más profundas.

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