Escuchas ruidos que afloran cerca de tu cómoda, de esa cama en la que tus sueños echan a volar, que se desvanecen con el amanecer. Pero esta vez se han ido antes, ¿con que soñabas? Que más da, ya ni si quiera te acuerdas. Pero tu inconsciente inocencia te hace preguntar si hay alguien, aun sabiendo que por mucho que preguntes nadie va a responder. Sales de tú cuarto con lo primero que pillas a mano, que en tú caso fue un "libro". Típico de ti. Pero, que esperas hacer con eso listillo, enseñarle los dibujos infantiles a un desconocido que ha entrado sin permiso en tú casa haciendo que pierdas tus sueños de vista. Ups se me olvidaba que tus "libros" no tienen dibujos, de hecho ni si quiera tienen letras, tú siempre decías que con solo mirar la hoja podías encontrar la historia y te inventabas cualquier cosa con tal de que no me metiera contigo. Pero qué esperabas que hiciera, era anormal esa afirmación, sobretodo porque aunque quisieras no podrías ver. Y que me explique alguien que coño hacías caminando a la intemperie tú solo con un "libro" en la mano tratando de averiguar quien ha perturbado tus sueños siendo ciego, como si lo fueras a ver.
Te hubiese dado las gracias, pero es que no me daba la gana de dárselas a un completo desconocido pervertido.
-¿Hola?-volviste a preguntar, aun teniéndome delante.
Pase mi mano por delante de tu cara una y otra vez, tus ojos permanecieron imperturbables bajo la luz tenue de aquella luna llena. De repente me cogiste la mano, y me asuste. Soltaste el "libro" y empezaste a tocarme de arriba abajo.
-Oye que haces, suéltame, no me toques.
-Tienes cara de niña.
-Como lo sabes si ni siquiera ves.
-No hace falta ver para saber.
-Suelta me pervertido.
-¡No soy un pervertido!
-Además que haces aquí.
Recuerdo que te hechaste a reír de manera cínica.
-Como que qué hago aquí, esta es mi casa.
-Mentira, aquí no vive nadie.
-Pues ahora vivo yo y si te molesta ve a echar una reclamación al hall.
-¿Hall?
-Me subo a dormir ¿Te vienes?
-!NO¡
-Tú mismo, tampoco hacía falta que me gritaras soy ciego no sordo. Por cierto, si necesitas algo estoy arriba.
Me sorprendió que hubieses sido tan amable, fue genial sentir el apresio de alguien por primera vez.
-Ahora que lo dices... Tengo frió.
Me cogiste de la mano y para guiarme hasta tu dormitorio, supongo.
-¡QUÉ HACES, SUELTAME!
-Sino quieres subir te morirás de frió aquí abajo porque solo tengo una manta. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras que no te cobrare el alquiler.
Quizás te diste cuenta de que había llorado, y por ello fuiste tan amable pero aun así me pregunto que hubiera pasado si hubieses podido verme. ¿Te hubieses echado a correr gritando "niño maldito, niño maldito"? Como de costumbre tenían todos al verme.
-Me da lo mismo yo no pienso subir a la habitación de un pervertido como tú, prefiero pasar frío.
-Pues ahí te quedas. Ten cuidado con el fantasma de la vieja.
-¿Qué vieja?¿Qué fantasma?
-Buenas noches.
Incluso cuando pequeño era un cabrón jodelón, y seguiré manteniéndolo hasta el día en que me muera
No hay comentarios:
Publicar un comentario