miércoles, 18 de mayo de 2011

El copo de nieve que no quería serlo-¿El qué?

-Total no puede ser tan difícil ¿no?
-Mira yo no se lo que vas ha hacer pero abrir las ventanas desde fuera va a ser, y perdón por la expresión, un coñazo. Por no decir que probablemente no la podamos abrirlas.
-Tarde, ya la he abierto.
-Pero que... !¿Te has cargado la ventana?¡
-Si.
-Y eso de ir con sigilo...
-Nadie se habrá dado cuenta y si lo hicieron pensaran que ha sido copito de nieve. Y ahora deja de hablar y ayudame a subir que no llego.- dije intentando trepar por la ventana.
-Pero ten cuidado con los cristales, y no te acerques a ese pirado hasta que yo suba.
-Ños, vale mama.
-Vega arriba.
Aun después de las advertencias al final acabe clabandome un cristal en la palma de la mano.
-¿Qué te paso?- preguntó al oír mi gemido.
A sabiendas que si le decía que me había cortado lo más probable es que me sacara de allí gritando "¡SE DESANGRA, SE DESANGRA, UNA AMBULANCIA, UN MÉDICO!", no es broma, esto es así, en resumen, la sangre no le gustaba ni un pelo.
-Nada; venga sube ya.
-Voy.
De repente se oyó un estruendo en la cocina, se oían caer botes, cajas y una voz desesperada gritando"DESPARECE DE MI VISTA, SOLO ERES PRODUCTO DE MI IMAGINACIÓN. JODER, POR QUE NO TE VAS. POR QUE VOLVISTE. VETE. VETE".
-Oye, Sook, ni se te ocurra moverte de ahí que subo.
Tarde, ya estaba a medio camino. Cuando alcance la cocina me vi a copito de nieve tirando al suelo botes y más botes de medicinas. Todavía no se había cambiado de ropa y estaba más devil y torpe.
-¡¿DONDE ESTA, DONDE ESTA?!
-¿El qué?-todavía no se había percatado de mi precencia, y le impacto un poco o mucho.
-¿Qué haces aquí? Tú no deberias estar aquí.- dijo bajando el tono de voz y agachando la mirada. Como si huviese hecho algo malo y se estubiera avergonzando.
-Eso es no debería pero...
-Te dije que me esperaras Sook.-ya me había olvidado de Dean.
Derepente copo de nieve empezo a toser y de su boca empezó a emanar sangre, callo al suelo en redondo y se tapo la boca con una de sus manos mientras la otra la colocaba en su costado.
-Ni tú, tú tampoco deberías.- dijo entre tos y tos de rodillas- Mierda no quería que vieran esto- dijo en surros casi inaudibles.
Dean lo miraba con cara de pena, y en ese momento supe en lo que estaba pensando. Pero yo siempre me he negado a creerlo

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