martes, 10 de mayo de 2011

El copo de nieve que no queria serlo- Después de la tormenta nunca vino la calma.

Pero después de aquello nunca volvió a sonreír, ya ni si quiera nos habría la puerta. Recuerdo que era una noche cálida y estrellada, con una preciosa y bonita luna llena. Ya habían pasado unos años yo tenía trece y aquellos dos dieciséis. Pero no es oro todo lo que reluce. Aquella noche se volvió fría, se nublo y cuando ya ni si quiera se podía ver la luna todo el pueblo oyó a una ambulancia y cuatro coches patrulla. Recuerdo que miré por la la ventana y los vi dirigirse a la casa del prado. Baje corriendo las escaleras y me puse un abrigo, al abrir la puerta mamá salio de su a¡habitación.
-¿A dónde vas?
-A casa de copito de nieve, los coches de policía se dirigen hacía allí.
-Espera voy contigo.
-No hace falta iré con Deam.
-Ten cuidado.
-Ok.
No me hizo falta ni llamar a la puerta Deam ya estaba fuera.
-Al final y todo te va a caer bien copo de nieve.
-No te flipes salí porque sabía que tú irías y no quería dejarte ir sola.
-Ya claro lo que tú digas. Venga vamos, quien llegue el último es un unihuevo chupapedos.
-Cada día algo nuevo. Ayer que era ¿ engendro mal nacido en forma de moco toxico?
-Claro, que sentido tendría si siempre dijera lo mismo. Sería aburrido.
Corrimos hasta la casa de copo de nieve, pero no nos dejaron acercarnos a la casa. Se había convertido en un área restringida; un par de minutos después salían camillas con enormes bolsas negras. Pensé, "No puede ser, copo de nieve no puede estar en una de esas bolsas. No me lo creo". Las lágrimas empezaban a caer por mi rostro y empecé a rezar porque él ni sus padres estuvieran dentro. Pero ya habían salido dos camillas y comencé a pensar que dentro de poco saldría una tercera.
¿Qué posibilidades había de que no fueran ellos? Una entre un millón.
-NO. NO SE LOS LLEVEN. TIENE QUE HABER UN ERROR, VUELVANLO A COMPROVAR, TIENEN QUE ESTAR VIVOS. DEVUELVANMELOS LADRONES, MISERABLES CANALLAS- gritaba copo de nieve frenéticamente, por un momento me alegre de que siguiera(por lo menos, él vivo). Él seguía pidiendo que lo revisaran que miraran de nuevo porque sus padres no podían haber muerto. Calló al suelo, y ya no pude más, salte la cinta amarilla y corrí hacia él.
-Mirame, mirame... Tranquilizate ¿vale?
Él se aferro a mi y empezó a llorar, no se si fue por que no se podía levantar o porque realmente necesitaba ese abrazo. Yo le acariciaba la cabeza mientras él seguía llorando. Pensaba en que decirle de verdad pero no se me ocurría nada a si que supuse que sería mejor no decir absolutamente nada.

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