Recuerdo que me fui a casa refunfuñando porque aquel niño no quiso ser mi amigo. Pensaba en porque no quería ser un copo de nieve, ¿qué tenía él en contra de los copitos de nieve? Si los copos de nieve son muy bonitos y lo más impresionante es que caen del cielo. En algún momento de su vida los copos de nieve vieron el cielo y traspasaron las nubes. En algún momento de su vida llegaron a estar en lo mas alto contemplándonos. En algún momento de su vida ellos tuvieron la elección de escoger un lugar donde refugiarse.
Deam iba diciendo por el camino que aquel niño tenía algo raro.
-Es que acaso los copitos de nieve te parecen raros.
-Él no es un copito de nieve.
-Pero lo admitió así que a mi me vale.
-No lo es.
-A no y porque solo sale en invierno, cuando los copitos de nieve caen del cielo.
-No lo es.
-Que si.
-Que no.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Si.
-Si.
-Ves lo que yo decía un copo de nieve.
Deam me miro boquiavierto.
-Cierra la boca que te van a entrar moscas.
-Por qué contigo no funciona.
-Porque soy más lista que tú.
-Mentira.
-Verdad.
-Hiciste trampas.
-Como voy ha hacer trampas zoquete.
Aquel día nos lo pasamos discutiendo; llegamos a la casa de Deam (hoy me quedaba yo a dormir) y la madre nos puso en una esquina de la habitación a cada uno. Fue muy gracioso porque lanzábamos muecas de una esquina a otra, hasta que nos dormimos.
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